AMANTES DE LA PALABRA

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SOMOS EL PODER EJECUTIVO DEL REINO DE DIOS EN LA TIERRA

A lo largo de la Palabra, algo fundamental que debemos comprender es que, a través de Cristo, hemos sido introducidos en la familia real de Dios. Por eso la Biblia declara que somos linaje escogido. Esto se puede entender de distintas maneras: una de ellas es que, como miembros del cuerpo de Cristo, no solo estamos unidos a Él como uno, sino que también recuperamos la imagen original de la creación, ser hechos a Su semejanza. De este modo, podemos decir que en la tierra somos “pequeños Cristos” en formación, siendo transformados hasta alcanzar Su estatura. Y que cuando el Padre nos mira, ve en nosotros la imagen de Su Hijo amado.


Romanos 8:29 –“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo…”


Efesios 4:13 –“…hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.”


Al mismo tiempo, como hijas e hijos del Rey, damos sentido a uno de los títulos más gloriosos de Jesús: “Rey de reyes y Señor de señores” (Apocalipsis 19:16). Él no es únicamente Rey sobre los gobernantes terrenales, sino también sobre aquellos que reinan juntamente con Él en el Reino de Dios. El libro de Apocalipsis lo expresa con claridad:



“Ya no habrá noche; y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios los alumbrará. Y reinarán por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 22:5).


Apocalipsis 1:5-6“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.”


La grandeza de Dios es en realidad magnificada cuando cada uno de sus hijos e hijas recibe la revelación de su nobleza y comienza a obrar en su autoridad


El hecho de que la Iglesia haya sido restaurada al lugar de dominio original del hombre sobre la Tierra implica que debemos asumir con seriedad la responsabilidad que acompaña a esa autoridad. ¿Cuál es el propósito de ese dominio? Cumplir la comisión dada a Adán y Eva, pero con un matiz distinto: no solo sojuzgar la creación, sino restaurarla de los siglos de destrucción causados por la tiranía del diablo.


La Iglesia ha sido llamada a destruir las obras del enemigo —como Jesús lo modeló—, a hacer discípulos de las naciones y enseñarles a obedecer los mandamientos de Cristo.


Sin embargo, muchos cristianos todavía piensan como si no es mucho lo que pueden hacer ante lo inevitable, lo que los lleva a evadir los desafíos del mundo. Algunos esperan simplemente que Cristo venga, mientras se eximen de responsabilidades frente a lo que está mal en la tierra. El problema con quienes ven los desastres como juicios de Dios o reducen el Reino a un asunto solo futuro, es que terminan paralizados, sin actuar frente a la realidad que los rodea.


Peor aún, a veces reclamamos a Dios por lo que sucede en el mundo, como si fuera Su culpa, cuando en verdad Él nos devuelve la pregunta. Porque desde el principio, la tarea de gobernar y sojuzgar la tierra fue dada al hombre. Esa responsabilidad sigue siendo nuestra.


Salmos 82:1-4 y 6-7 

Dios está en la reunión de los dioses; En medio de los dioses juzga.2 ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, Y aceptaréis las personas de los impíos? Selah3 Defended al débil y al huérfano; Haced justicia al afligido y al menesteroso.4 Librad al afligido y al necesitado;Libradlo de mano de los impíos.6 Yo dije: Vosotros sois dioses,Y todos vosotros hijos del Altísimo;7 Pero como hombres moriréis,Y como cualquiera de los príncipes caeréis.


“Los cielos pertenecen al Señor, pero él ha dado la tierra a toda la humanidad.” Salmos 115:16 (NTV)

mismo pasaje en DHH: “El cielo le pertenece al Señor, pero la tierra se la ha dado a los hombres.”


“¿No sabéis que los santos han de juzgar al mundo?… ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?” (1 Corintios 6:2-3).


Aquí ángeles se refiere a los caídos cabe resaltar, ya que como hemos leido en otros artículos de esta web, la sentencia ha sido ya legislada a través de Cristo, sin embargo, hay una tarea pendiente en la iglesia, en términos legales  y es ser la rama ejecutiva del poder, como embajadora de Cielo en la tierra.


TAREAS DE LA REALEZA:


En la familia real de Dios, nosotros somos el poder ejecutivo del Reino. Lo judicial ya fue resuelto en la cruz: el juicio y la condena por el pecado cayeron sobre Cristo, y “El príncipe de este mundo ha sido ya juzgado” (Juan 16:11). Lo legislativo también está establecido:  El acta de los decretos que había contra nosotros, la quitó de en medio y la clavó en la cruz” (Colosenses 2:14).. Nuestra función ahora es ejecutar en la Tierra lo que ya fue decretado en el cielo.


El salmista lo dijo con claridad: “La rectitud y la justicia son la base de su trono” (Salmo 97:2). Aquellos que llevan el trono de Dios en su corazón son movidos a aplicar esa justicia en cada área de la vida.



La mayoría entiende la justicia solo como castigo. Pero ese aspecto ya fue satisfecho: Jesús cargó con el juicio que nos correspondía, y por fe recibimos la vida que Él merecía. Nuestra tarea ejecutiva va más allá: llevar a cabo la justicia de restauración que Cristo inauguró.


Jesús lo expresó en Lucas 4:18-19: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”.


Esa es la justicia que ejecutamos: restaurar lo que el pecado quitó. El pecado dañó la salud, las emociones, las relaciones, las finanzas y hasta la creación misma. Pero la obra de Cristo no solo nos abrió el cielo, sino que nos dio poder para vivir los beneficios de una relación restaurada con el Padre aquí y ahora.


Por eso, como poder ejecutivo del Reino:


Restauramos salud al cuerpo, al alma y al espíritu.

Restauramos relaciones y familias.

Restauramos finanzas y prosperidad.

Restauramos identidad

Restauramos moral en el gobierno.

Restauramos santidad en las artes.

Restauramos la Tierra misma.


Salmos 149:6-9 : “Exalten a Dios con sus gargantas, y espadas de dos filos en sus manos, para ejecutar venganza entre las naciones, y castigo entre los pueblos; para aprisionar a sus reyes con grillos, y a sus nobles con cadenas de hierro; para ejecutar en ellos el juicio decretado; gloria será esto para todos sus santos. Aleluya



Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el mensaje del cual dieron testimonio; no valoraron tanto su vida como para evitar la muerte” (Apocalipsis 12:11).



Nahúm 2:3 (NVI) “Los escudos de sus soldados están pintados de rojo; los valientes visten de grana. El día en que se preparan para la batalla, centellean los carros, y se agitan las lanzas de abeto.”


Aqui la vestimenta roja es figura de la sangre de Cristo.Los elementos de la victoria se nos enumeran nuevamente en este pasaje: Ellos lo vencieron por medio de la sangre del Cordero: esto quiere decir que vivimos a través de la victoria del Cordero en vez de intentar obtenerla

Los cristianos tienen que ser de mentalidad ofensiva. Nosotros tenemos todas las cosas a nuestro favor. La guerra ya ha sido ganada, y lo único que queda es pelear las batallas que ejecutan la victoria. El diablo ya ha sido vencido. 


“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos ha venido avanzando contra viento y marea, y los que se esfuerzan logran aferrarse a él.”
(Mateo 11:12, NVI)



el pasaje en NVI nos lleva a que el reino de Dios se extiende poderosamente en la tierra, mas que entender de que nada hay que hacer sino sobrevivir y que todo se va a echar a perder.

El Reino de Dios entró en una nueva etapa de irrupción en la tierra. No habla de un Reino débil o en retroceso, sino de uno que conquista espacio en medio de oposiciónNo se trata de resignación, sino de avance, La visión de que "el mundo se va a echar a perder" no encaja aquí. Jesús enseña lo contrario: la voluntad de Dios irrumpe en la tierra para restaurar, sanar y transformar. El mal existe, sí, pero no define el destino de la tierra, porque el Reino es más fuerte. Los valientes lo toman, La frase “los que se esfuerzan logran aferrarse a él” (o en otras versiones: “los valientes lo arrebatan”) muestra que no es pasividad. El Reino requiere fe activa, determinación, y disposición a pagar un precio. Es para aquellos que deciden entrar en esa dinámica de transformación junto a Cristo.


19 La creación aguarda con ansiedad la manifestación de los hijos de Dios.
20 Porque la creación fue sometida a la frustración, no por su propia voluntad, sino por la de aquel que así lo dispuso. Pero lo hizo con la esperanza
21 de que la creación misma será liberada de la corrupción que la esclaviza y recibirá la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
22 Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. 
Romanos 8:19-22




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